El rock no es sólo un género musical diverso, multifacético, contradictorio. El rock —como la música en general— es uno de los elementos mediante los cuales se construyen las identidades generacionales. En particular, el rock aparece como fuente de sentido, foco de identificaciones y entrelazado de experiencias que van dándole forma y contenido a los mundos de vida juveniles. A través del rock se fundan prácticas, geografías y sociabilidades en las que los jóvenes encuentran coordenadas de reconocimientos, gregarismos y diferenciaciones. Rock no es sólo la música que se escucha, es un modo de habitar la realidad viviéndola en espacios y tiempos en común, acciones y sensaciones compartidas: los recitales y sus previas, los locales bailables, el armado de bandas, las juntadas y ensayos, la euforia y el aguante, el consumo y la resistencia, el tráfico e intercambio de música.
Inevitablemente, las maquinarias de la industria cultural han asimilado el rock y los jóvenes al extenso repertorio de fetiches de la mercancía, creando y recreando mitologías que hunden sus raíces en los imaginarios del “nosotros” versus los “otros”. Las representaciones sociales corporizadas en la densa red de textos, discursos y registros que nos envuelven y atraviesan reinciden en estereotipos acerca de esos “otros” deseados y recelados que son los jóvenes. El “otro” juvenil es objeto de fascinación tanto como de sospecha, convoca la exaltación de la apología y el rechazo: las identidades juveniles son siempre perturbadoras. Es así que estas identidades, al calor (y ardor) del ascenso de las culturas juveniles como universo simbólico y de los jóvenes como sector de consumo, han sido reducidas no pocas veces al mero inventario de rasgos estéticos, al muestrario de estilos espectaculares y a instructivos para avistar raros peinados nuevos, indumentarias y accesorios desaforados. El empeño taxonómico de las ciencias, la mirada paternalista de las hegemonías adultas y las agendas crispadas de los medios han dado como resultado las llamadas “tribus urbanas”, etiqueta siempre a mano de redactores periodísticos, funcionarios rutinarios y académicos perezosos. Este etiquetamiento es confiscación de las culturas juveniles por parte de la perplejidad, codicia y miopía de las instituciones que hablan de y en nombre de los jóvenes. Un antídoto contra esta expropiación está en la forja de discursos que devuelvan la palabra a los sujetos de las prácticas y sentidos que modelan los mundos de vida juveniles, miradas que miren y vean a través de las miradas y visiones de esos sujetos, pluralidad de voces y miradas puestas en diálogo.
El documental que presentamos en este proyecto se propone contar historias que aporten a una historia de la cultura Hard Core Punk de Tucumán, con los protagonistas de esas historias como sujetos constructores de mundos de vida, sujetos menos de certeza que de contradicción y duda. Porque en los grupos hay quienes quieren vivir de la música, otros buscan hacer amigos y otros descargan energías tocando en una banda. Hay punks “cabezas”, socialistas, cristianos, fundamentalistas, melódicos, emos, etc., pero en algún sentido son todos punks. Todos comparten algo que no es solamente música o ciertos estilos o estéticas. La cultura juvenil como mundo de vida, un horizonte de inteligibilidad y posibilidades de acción ante el cual los sujetos se construyen su lugar en el mundo como miembros de un grupo y de una sociedad.
Un documental sobre el Hard Core punk en Tucumán, porque como lo demuestran Liverpool, Manchester, Bristol, Detroit, Nashville, Rosario o
Pedro Arturo Gómez
Producción y guión.
El interés por la realización de un documental sobre el Hard core Punk proviene del propósito de continuar los estudios que venía realizando para mi Tesis mediante la producción de una pieza audiovisual. Esta investigación, en la que trabajo dentro del Proyecto SECYT “Prácticas y usos de la cultura de masas en la argentina contemporánea”, con apoyo de una beca del CIUNT, se viene realizando con entrevistas y reflexiones sobre este tipo de grupos juveniles en nuestra provincia de Tucumán. La idea de realizar un documental se fundamenta en la posibilidad de brindar un abordaje renovado y complejo de esta realidad mostrándola en su plenitud afectiva y emotiva, además de constituirse como otro medio de relación entre los protagonistas de este movimiento y el público.
La posibilidad de realizar el documental dentro del ámbito académico nos permite acceder a material teórico y analítico para abordar esta realidad, desde una perspectiva crítica y compleja. Esta propuesta intenta reconstruir los sucesos junto con todo el aprendizaje y la experiencia que han tenido aquellos que han participado de este movimiento. De este modo, podremos darle un espesor reflexivo pero también emotivo que pueda reconstruir la realidad que los jóvenes viven dentro de un movimiento juvenil, tan en boga durante los años que transcurre. Conocer a estos jóvenes es una herramienta para comprender a la juventud de hoy, su forma de estar en el mundo y de generar relaciones humanas.
Pablo Giori
Dirección y guión
Me inquieta la idea de trabajar en proyectos audiovisuales desde el marco de la institución académica, como exploración de sus alcances y límites, en la búsqueda de modalidades que los trasciendan, teniendo en cuenta que este proyecto surge desde una carrera de Ciencias de
Esta experiencia aportará las bases para una constancia y una política de trabajo en futuros emprendimientos. Sin duda, uno de los objetivos es afianzar una perspectiva global para la elección y realización de proyectos, tanto como un enfoque específico y particular sobre las necesidades de cada instancia del proceso.
Carlos Alberto Hitos
Producción y guión
capaz es al pedo comentar ahora...
ResponderEliminarpero q buieno lo q estan haciendo o hacen...
yo vengo de la carrera de com social de la plata.. y tengo la idea de trabajar el rock...
vamo arriba!!